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Como en cada área de gobierno que tuvo que gestionar desde que asumió la presidencia, a Javier Milei no le alcanzó el armado electoral libertario ni los dirigentes de diferentes sectores liberales o del PRO que se acercaron tras su asunción para ocupar áreas estratégicas de la administración nacional. De allí que en el organigrama actual del Estado, a más de nueve meses del inicio de la gestión mileísta, todavía persistan referentes de signos políticos que poco tienen que ver con el universo libertario.
Pero hay un caso bien camaleónico y de análisis por el fuerte nivel de internismo que se ha dado en este tiempo. Se trata de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, la denominada CNRT, organismo fiscalizador que se encuentra bajo la órbita de la Secretaría de Transporte y por consiguiente del Ministerio de Economía de Luis Caputo, tras la absorción de áreas de principios de año, cuando fue eyectado, con todo el ministerio incluido, Guillermo Ferraro de Obras Públicas.
En la CNRT conviven desde que asumió Milei dirigentes libertarios, del PRO, massistas y camporistas, con un detalle no menor: el titular del organismo es un dirigente leal al peronismo cordobés de Juan Schiaretti como Edgar Pérez. Semejante panorama multicolor genera un clima constante de tensiones y operaciones de desestabilización de uno y otro lado de la particular grieta que existe en el transporte.
Desde hace meses, Pérez se encuentra haciendo equilibrio en el cargo, con numerosas críticas a su gestión, pero también porque es observado de cerca por otro cordobés que fue funcionario de Schiaretti como Franco Mogetta, hoy referente clave dentro del gobierno de Milei desde su trabajo al frente de la Secretaría de Transporte.
Tensión en el cordobesismo y un director apuntado
Más allá de haber compartido el gabinete en Córdoba en la gestión de Schiaretti, y de haber estado al frente del transporte provincial en diferentes períodos, fuentes del sector aseguran que la relación entre Pérez y Mogetta no es buena desde que ingresaron como funcionarios mileístas. Y que Mogetta, ocupado en su propia carrera y en el rumbo de la secretaría, le soltó la mano hace tiempo.
Internamente surgen críticas en cuanto a la toma de decisiones dentro de la CNRT, que generan ruido en el propio gobierno y que ya han sido planteadas internamente. La crítica principal que se le hace a Pérez tiene que ver con que ha priorizado internamente a Córdoba, su provincia, lo cual motivó un fuerte descontento en distintas áreas de la Comisión.
Si bien tiene una larga carrera en el sector público, Pérez fue recomendado dentro del mileísmo por empresarios cordobeses del sector de la construcción. Antes de eso, además de ser secretario de transporte de la provincia, y director de administración en el Ministerio de Gobierno, también fue ministro de Economía y Finanzas en la municipalidad de Alta Gracia. Como secretario de Transporte provincial trabajó dos años y medio, de 2009 a 2012, durante los gobiernos de Schiaretti y José Manuel de la Sota
Políticamente, Pérez responde a Hugo Testa, dirigente de peso del PJ de Alta Gracia que fue ministro con De la Sota y Schiaretti y ha tenido una fuerte influencia en el armado del gabinete de Milei especialmente en sus inicios, para todo lo que tenía que ver con el diseño del Ministerio de Infraestructura de Ferraro, que se desarmó apenas comenzó la gestión.
Pero hay más cuestionamientos sobre Pérez, a quien fuentes del sector acusan internamente de avalar gastos internos por más de $ 20 millones en pasajes aéreos a Córdoba de funcionarios coterráneos que llegaron a la CNRT con él, de armar una gerencia institucional con 16 personas, de crear gerencias y subgerencias por afuera del organigrama oficial o de utilizar autos oficiales de manera particular.
Un enviado de Karina Milei, funcionario y troll
A mediados de la gestión, un poco antes del choque de trenes de la Línea San Martín que generó 90 heridos y causó mucha tensión en todo el sector de transporte, asumió como gerente de fiscalización del transporte Javier Fábregas, de extensa y valorada trayectoria dentro del rubro ferroviario pero sin antecedentes en cargos públicos.
Fábregas llegó de la mano de Karina Milei, quien lo conocía previamente y buscó plantar un funcionario leal para observar de cerca la gestión del schiarettista Pérez. Inicialmente, la llegada de Fábregas a ese cargo cayó bien internamente, por su perfil, y porque muchos la vieron como un desafío interno a la conducción de Pérez, muy criticado puertas adentro de la CNRT.
Con los meses, esa mirada cambió. Si bien representan líneas opuestas a nivel interno, Fábregas pasa muchísimo tiempo pendiente de su cuenta de X, donde continuamente retuitea diferentes proclamas libertarias y defiende cada decisión de la gestión Milei. «Es un troll, directamente, por eso llegó al cargo y por eso sigue», aseguran fuentes que lo cuestionan.
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— Fran Fijap (@FranFijap) September 20, 2024 Fábregas se acercó al mileísmo en la campaña, como referente de la Comuna 10 de la Ciudad de Buenos Aires, que abarcas los barrios de Liniers y Villa Luro, por ejemplo. Desde allí construyó una buena relación con dirigentes libertarios y, a partir también de su experiencia en el sector ferroviario, fue creciendo internamente y siendo considerado. Por estas horas, como a Pérez, también se lo critica por usar autos oficiales para trasladarse.
De camporista a libertaria, massismo residual y el PRO en alerta
En la CNRT hay más espacios cubiertos por dirigentes que trascienden el mundo Milei. Un ejemplo es el de Liliana Gorge, una funcionaria de 40 años que lleva más de una década trabajando en el organismo, al que arribó durante el kirchnerismo, a partir de su aparente cercanía con La Cámpora.
Internamente lo comparan con el caso de Leila Gianni, la subsecretaria de Capital Humano que militó en el kirchnerismo y fue funcionaria durante tres mandatos K hasta que, según dijo ella misma, «la vi» y eligió sumarse al mileísmo, ocupando un cargo clave en el ministerio de Sandra Pettovello.
Gorge tiene perfil más bajo, pero como subgerenta de fiscalización está a cargo del control de todas las delegaciones de la CNRT en el interior del país. Los cuestionamientos internos a Gorge, a diferencia de lo que sucede con Fábregas, tienen que ver con su supuesta falta de expertise para el cargo que ocupa, ya que anteriormente cumplía funciones de corte administrativa. También se le reprocha el uso de un auto oficial, todo un tema teniendo en cuenta que con la llegada de Milei su uso se iba, como mínimo, a restringir en todas las áreas de gobierno, sobre todo para segundas y terceras líneas.
Además, como en otras áreas, dentro de la CNRT hay una fuerte presencia de funcionarios que llegaron a esos cargos durante el massismo y que siguen estando dentro de la planta permanente. También hubo interés por sumar dirigentes del PRO. Recordado es, en ese sentido, el cortocircuito que hubo a mitad de año cuando Patricia Bullrich intentó ubicar a Enrique Braun, quien se perfilaba como sucesor de Pérez y llegó a trabajar algunos días en la Comisión, pero se terminó yendo porque no hubo acuerdo ni puesto formal donde podía desempeñar sus funciones.