El haber inicial es calculado por un coeficiente que pierde frente a los precios. Otro tanto ocurre con la actualización por movilidad.
Por la alta inflación, las jubilaciones sufren un doble retroceso: ocurre en el momento de cobrar el primer haber jubilatorio y, en adelante, cada vez que son ajustados por el índice de movilidad.
Al momento de jubilarse ya comienza el deterioro, porque el haber inicial se determina en base al promedio salarial de los últimos 120 meses actualizados. Esa actualización se aplica en base a un coeficiente que se calcula según la evolución salarial de los trabajadores registrados (RIPTE). Y ese coeficiente ha ido evolucionando por debajo de la inflación. En consecuencia el haber inicial del jubilado arranca con una pérdida más que significativa.
Luego, ese haber inicial se ajusta cada tres meses por un índice de movilidad que toma en cuenta la variación de los salarios y la recaudación tributaria que va a la Seguridad Social y que también fue variando por debajo de la inflación.
Así, a un haber inicial reducido de “por vida” se le agrega una movilidad que va achicando el monto jubilatorio aún más.
De acuerdo a los datos oficiales, la especialista en Seguridad Social Elsa Rodríguez Romero calculó que entre marzo de 2018 y diciembre 2022, la inflación fue del 752% y el coeficiente de actualización de las remuneraciones subió un 558%.
Ese índice de actualización se conforma con el empalme de varios índices. En los últimos anos, se basó en el RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables) trimestral, pero calculado según los dos trimestres anteriores (gestión Macri), lo que acentuó el deterioro contra una inflación que se fue acelerando.
Desde 2021, la actualización pasó a ser del primer trimestre anterior. Eso lleva que el índice de remuneraciones haya crecido un 558% y el RIPTE un 592%, durante todos esos meses.
A esa pérdida, se le agregó que, en ese mismo período, los aumentos de las jubilaciones y pensiones , con la gestión de Mauricio Macri y luego de Alberto Fernández, tuvieron un incremento de 514%, por debajo de la inflación y de los salarios.
Esos porcentajes de incremento previsional no se vieron alterados por los bonos que se otorgaron durante la actual gestión porque no se integraron al haber y sólo se aplicaron a los de haberes más bajos. Eso provocó que para el conjunto de jubilados y pensionados los siguientes aumentos se calcularan sobre una base de haberes reducida, sin considerar los bonos.
En definitiva, según el momento en que la persona se jubiló, la pérdida fue doble: al determinarse el haber inicial y luego con los aumentos que recibió por decreto (2020) y luego según los índices de movilidad .
Por esa razón, Rodriguez Romero afirmó que “sin duda, una alta inflación ascendente erosiona tanto los salarios como las jubilaciones. En los jubilados el efecto es “para siempre”, ya que su primer haber se determinó a partir de salarios que ya habían perdido su valor real, y que, además, se actualizan con un índice salarial que también viene perdiendo contra la inflación”.
“Ese primer haber nunca se modificará. Y si luego, los aumentos a ese haber no siguen la inflación, la pérdida de poder adquisitivo se multiplica. El jubilado es el gran perdedor frente a la inflación, y así será, hasta su último haber”, concluyó Rodriguez Romero.